
En este capítulo vamos a estar rebotando la luz en un reflector. En esta sesión nuestra prioridad era sacarle partido a las cenefas y repeticiones de los bonitos acabados que teníamos en las paredes de un edificio. Buscamos contrastar al sujeto gracias a esa simetría que rompe con su forma, arropándolo y destacándolo sobre todo en planos medios.
Además, como si de una sesión beauty se tratara, vamos a completar la iluminación suave y repartida que nos da la sombra que ofrece el interior del edificio, colocando debajo del modelo el reflector 5 en 1 en su cara blanca. De esta forma estaremos rebotando la luz, no solo para rellenar las sombras y ganar volumen, sino una larga línea blanca en la zona inferior del ojo que focalizará nuestra atención sobre la mirada, potenciándola.
Necesitaremos panear el reflector (ya sea el modelo o el fotógrafo) para conseguir la cantidad de luz adecuada, ya que si no pasamos podemos crear el efecto contrario de anti naturalidad, teniendo las sombras por encima del ojo (y no al revés).
La conjunción del espacio manteniendo la simetría, con la búsqueda de planos cortos para destacar más la información del rostro y sus emociones, que se ven reforzadas por las líneas blancas al reflejarse la luz en el reflector, harán que junto con la luz suave con volúmenes marcados gracias a la colocación del reflector, se cree un retrato muy característico y diferente.
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